En esta entrada a blog me gustaría hablar sobre una terapia complementaria de la cual muchos pacientes con daño cerebral adquirido pueden beneficiarse positivamente, la Terapia Asistida con Caballos:
La Terapia Asistida con Caballos se inició en el año 460 a.c, en aquel entonces Hipócrates recomendaba montar a caballo a los pacientes terminales como mecanismo terapéutico. Desde entonces hasta hoy en día, se ha conseguido demostrar los tres grandes beneficios que el caballo puede aportar como agente terapéutico:
- El patrón de locomoción tridimensional: tiene una gran importancia para todas aquellas personas que no pueden caminar o presentan alguna dificultad, ya que el caballo ofrece el patrón de la marcha humana, por lo tanto el paciente “camina sentado” ,este patrón fisiológico se graba en el cerebro y con el tiempo se automatiza posibilitando su transferencia a la marcha bípeda.
- La transmisión de los impulsos rítmicos: el caballo a través del movimiento de su dorso transmite impulsos a los miembros inferiores, la pelvis , la columna vertebral y la cabeza del paciente provocando reacciones de enderezamiento del tronco y de equilibrio.
- La transmisión del calor corporal: la temperatura corporal del caballo es superior a la humana, esto produce una relajación de la musculatura de los miembros inferiores del paciente.
Por tanto, los beneficios a nivel motor que nos ofrece la terapia asistida con caballos son:
– Regular el tono muscular.
– Mayor equilibrio.
– Disociar cintura pélvica de la escapular.
– Aumentar la extensión del tronco.
– Mejorar la coordinación tanto gruesa como fina.
– Mejorar la marcha.
Consecuentemente gracias a todos estos beneficios el paciente mejora sus actividades de la vida diaria y su calidad de vida.
Pero debemos tener en cuenta varios puntos a la hora de elegir este tratamiento:
– No todas las personas pueden beneficiarse de él, ya que en algunos casos es perjudicial, por tanto siempre se debe realizar una valoración inicial con una persona cualificada para ello.
– Esta terapia debe formar parte de un tratamiento integral que ayude al paciente en su recuperación , no debe contemplarse como una terapia aislada.
– El profesional encargado del tratamiento debe tener una formación no solo de grado si no especifica en este área.