La voz es el instrumento más utilizado para expresar nuestros conocimientos, emociones, sentimientos… Nuestra voz aporta ‘actitud’ y ‘personalidad’ a nuestros pensamientos, y es el reflejo de nuestras emociones.
La laringe y las cuerdas vocales forman el aparato fonador. Su misión es producir sonido. La función primaria de la laringe es respiratoria y esfinteriana (protege las vías respiratorias). La función secundaria de la laringe es la fonación.
El tono de la voz se origina aquí y se amplificará por las cavidades de resonancia en cuyo interior de encuentran las cuerdas vocales.
Las cuerdas vocales, son las responsables directas de la producción de la voz.
Son labios o repliegues vocales, colocados en los extremos de la tráquea, que termina en el fondo de la garganta a la altura aproximada de la nuez que se mueven acercándose y alejándose.
Cuando inspiramos, permanecen abiertas y al emitir algún sonido (por pequeño que sea), tras soltar el aire, se acercan los repliegues, produciendo una vibración (sonora), esta vibración sin la posterior articulación sólo será sonido.
La calidad de los sonidos que emitamos, depende del equilibrio entre el aire que proviene de los pulmones y la tensión de las cuerdas vocales. Un correcto equilibrio entre la calidad respiratoria y tensión de las cuerdas, proporciona mayor calidad.Si este equilibrio es defectuoso aparecerá un problema funcional, ya que estaremos realizando un sobreesfuerzo, que puede derivar en disfonías simples, crónicas, afonías, edemas, nódulos o (en casos más graves) pólipos.
Los cuidados de la voz
La voz es el medio de comunicación más utilizado del que nos servimos para expresar nuestras palabras y pensamientos, una herramienta de trabajo para numerosos profesionales y una forma de expresión. Su uso y cuidados adecuados son imprescindibles para mantener una voz sana a lo largo de nuestra vida
El mal uso o abuso vocal junto con malos hábitos, puede desencadenar afonía (pérdida total de la voz) o disfonía (desórdenes de la voz que la desvían de alguna forma de lo normal), que se clasifican en orgánicas y funcionales en función de que exista una lesión anatómica evidente o no. En su mayoría los problemas de la voz se manifiestan por la presencia de ronquera, carraspera, aspereza, etc. Las personas afectadas presentan cambios en el tono, afonía, e incluso dolor agudo o sordo asociado con el uso de la voz.
MEDIDAS DE HIGIENE VOCAL
- Procurar que la respiración sea diafragmática, evitando la respiración incorrecta (costal superior).
- Procurar que la inspiración sea nasal, rápida y silenciosa. Evitar inspirar excesivo aire; el aire excesivo sofocado da rigidez y cansa.
- Evitar las inspiraciones bucales y mucho menos hablar realizándolas. Evitar hacer inspiraciones bucales después de realizar ejercicios bruscos en ambientes fríos (después de correr…).
- Procurar no quedarse sin aire a mitad de la frase y respetar las pausas entre las frases.
- Ejercitar el ritmo respiratorio tratando de acomodarlo a las exigencias físicas (caminar, subir escaleras…) que realiza el sujeto.
- Evitar la utilización de prendas estrechas y si se usan, ajustar el ritmo respiratorio a la ropa que se lleva.
- Aplicación de suero fisiológico una vez al día en cada narina, durante un mes, con un tiempo de descanso de una semana.
- Evitar (en la medida de lo posible) los ambientes con humo, bebidas muy frías y el aire acondicionado.
- Evitar subir la intensidad cuando el ruido ambiental es superior, y siempre que sea excesivo. Acostumbrarse a usar la intensidad adecuada a las condiciones en que se está.
- No utilizar una velocidad exagerada del habla.
- Tratar de corregir los traumatismos vocales, carraspeos, estornudos ruidosos, tos…
- Evitar el cansancio al hablar o la fatiga, procurando hacer frases cortas e intercalando inspiraciones que relajen el aparato fonador.
- El reposo vocal debe realizarse después de haber utilizado la voz en exceso.
- Procurar utilizar una articulación correcta con lo cual el habla se enlentece, es más inteligible y evita la repetición continua de lo que ya se ha dicho y que el oyente no ha captado.
El frío y la voz
En los meses de frío, corremos el peligro de sufrir trastornos y malestares propios de esa época, la voz también está expuesta a este riesgo, por ello desde CRENE os facilitamos consejos y cuidados para evitar dañar nuestras cuerdas vocales en este periodo.
La voz es un instrumento de comunicación de uso constante y continuo, sufre numerosos desgastes a lo largo del día que se acentúan en época de frío, sumándose contracciones, tensiones musculares y malestar por las bajas temperaturas.
Para cuidar de nuestra voz ante la llegada del frío, debemos procurar no forzarla. El acto de hablar debe ser natural y sin esfuerzos, con un volumen normal y cómodo. Cada persona posee una resistencia, que depende de sus características personales y su entrenamiento vocal, es importante no sobrepasarla.
A lo largo del año, debemos hidratarnos durante todo el día con unos 6 a 8 vasos de agua. Esto no sólo es beneficioso para el organismo, sino que es imprescindible para nuestra voz, las cuerdas vocales, necesitan estar bien lubricadas con una delgada capa de mucosidad. El tabaco y las bebidas con alto contenido de cafeína (té, café, yerba mate y otros) y alcohólicas, deshidratan los pliegues vocales y los irritan. Es importante moderar su consumo o evitarlo si es posible. Así como aumentar la ingesta de agua (de 9 a 11 vasos). Un ambiente seco también daña las cuerdas vocales, potenciando la falta de hidratación, en época invernal se complica más con la calefacción de los ambientes internos y cerrados.
Las medicaciones habituales recetadas para las alergias, resfriados y enfermedades propias de esta estación, también pueden arriesgar el buen estado de tu voz puesto que resecan los pliegues vocales, para evitarlo, se deben consumir con suficiente agua, solo bajo recomendación médica y nunca en automedicación.
Comidas demasiado calientes, comidas y bebidas demasiado frías y los sabores agrios, ácidos o picantes, estimulan los ácidos estomacales provocando reflujo gastroesofágico que irrita la laringe y por consiguiente afecta al estado de la voz. Se debe evitar consumir demasiado especiado o a temperaturas extremas, en particular por la noche.
Conductas como carraspear o toser bruscamente, los gritos y los estornudos demasiado pronunciados pueden dañar la voz. La forma más segura de aclarar la garganta es respirar lo más profundo posible, mantener el aire por un momento y exhalar el aire emitiendo una “h” silenciosa y forzada. Evitar hablar tensionando el cuello y abdomen, procurar no gritar demasiado y hablar con suficiente aire, para prevenir malestares en las cuerdas vocales.
Los climas fríos también alteran la voz, debemos proteger la garganta con bufandas, pañuelos, o ropas de cuellos elevados cubriendo la nuca.