El término disfagia proviene de dos palabras griegas: dys (dificultad) y phagia (comer). Es la alteración o dificultad para tragar o deglutir los alimentos (sólidos y líquidos) e incluso la saliva.
Una deglución normal supone la acción coordinada de un grupo de estructuras situadas en cabeza, cuello y tórax, e implica una secuencia de acontecimientos en los que unos esfínteres funcionales se abren para permitir el paso del bolo alimenticio, trasportándolo desde la boca al esófago, y se cierran tras su paso para impedir falsas rutas y proteger la vía aérea.
Tiene una fase voluntaria, nosotros decidimos cuando introducir el alimento en la boca, lo masticamos humedeciéndolo con la saliva y lo empujamos con la lengua para tragarlo.
Una vez que el alimento abandona nuestra boca, comienza la parte involuntaria, donde los nervios envían un mensaje al cerebro indicándole que active los cambios y movimientos musculares necesarios para que el alimento pase desde la faringe al esófago y de este a nuestro estómago sin producirnos problemas.
La disfagia puede deberse a una alteración orgánica o a una dificultad funcional, y afectar a pacientes de todas las edades, desde bebés a ancianos.
Desde el punto de vista espacial se clasifican en orofaríngea (supone casi el 80% de las disfagias diagnosticadas) y esofágica (supone el 20% de las disfagias que se diagnostican).
Recomendaciones:
– Masticar bien los alimentos.
– Cuidar la higiene bucal, para evitar las infecciones y utilizar un dentífrico suave.
– Comer en un entorno agradable y tranquilo, sin prisas.
– Mantener una correcta posición: sentados, sin cruzar los pies que deberán estar apoyados en el suelo, con la espalda recta siempre que sea posible, y la cabeza debe estar ligeramente inclinada hacia delante en el momento de tragar.
– Poner pocas cantidades de comida en la boca y vigilar el trago.
– Cuando estemos seguros que no está tragando y no tiene nada en la boca hacerlo hablar para distinguir la claridad de la voz, que nos indicará, que no hay comida retenida en el vestíbulo laríngeo.
– Las comidas más abundantes se harán por la mañana, será cuando tenga más apetito y esté más descansado.
– Descansar después de cada comida, sentado, durante un tiempo inicial de digestión.
Parálisis Facial-Disfagia
Hoy en día son muchas las personas que sufren por diferentes causas (lesiones cerebrales, inflamación, stres…) parálisis faciales y/o alteraciones de los pares craneales.
Una vez superado el periodo agudo, aparecen déficits motores y sensitivos que ocasionan múltiples problemas en el día a día.
En el Centro CRENE, somos pioneros en la rehabilitación faci-oral, realizamos tratamientos personalizados y adecuados a cada caso.
Hoy en día son muchas las personas que sufren parálisis faciales y/o alteraciones en la deglución por diferentes causas.
Las parálisis faciales se producen por alteraciones del sistema nervioso tanto central como periférico. Entre las causas más importantes de las periféricas se encuentran las causadas por enfriamiento o frígore, postquirúrgicas por extirpación de las parótidas y las causadas por estrés y/o ansiedad.
Las parálisis faciales centrales se producen por lesiones de centros superiores y específicamente de los núcleos craneales o bulbares ya sea por un ictus, esclerosis, extirpación de tumor o cualquier otra afectación cerebral.
Estas afectaciones conllevan alteraciones de la sensibilidad de una mitad de la cara, en el caso de las periféricas, y solo un cuadrante, en el caso de la central. Además implica a la musculatura facial pudiendo generar problemas en la articulación del lenguaje (DISARTRIA) así como a glándulas que regulan las secreciones lacrimales y nasales, y a los sentidos de la vista, el gusto, el oído y el olfato. Al mismo tiempo puede generar déficit en el equilibrio.
Por otro lado, la afectación de los pares craneales y tracto orofacial implica otra alteración en la deglución denominada DISFAGIA. Se produce por alteración de la musculatura orofacial así como de la faringe, laringe y esófago constituyendo un problema muy grave por riesgo de ahogo y/o aspiración pulmonar pudiendo desencadenar infecciones e incluso la muerte.
Cualquier lesión que determine estas alteraciones producen déficit en todos los sentidos de relación con nuestro entorno afectando a todos los ámbitos de nuestra vida diaria pudiendo llevar al aislamiento social y mermando de manera importante la autoestima del individuo. La Fisioterapia específica en este ámbito produce buenos resultados y en muchos casos alto grado de recuperación.
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