¿Qué es la hipoxia y anoxia?

¿Qué es la hipoxia y anoxia?

¿Qué es la hipoxia y anoxia?

  • La hipoxia se define como la disminución del aporte de oxígeno a un tejido. Esta puede ser debida a falta de aporte sanguíneo al cerebro o una disminución brusca del oxígeno en la sangre.
  • La anoxia es descrita como una falta total del aporte de oxígeno al cerebro, lo que conlleva a una afectación del tejido cerebral. Esto se produce por un fallo de los mecanismos compensatorios responsables de evitar la muerte neuronal. El cerebro necesita el aporte de oxígeno para funcionar y esta falta provoca lesiones irreversibles en el tejido cerebral.  Por otra parte, si el aporte de oxígeno es parcial, entonces estaríamos hablando de una hipoxia. En ambos casos, es muy probable que la consecuencia de uno de estos sea una lesión cerebral.

¿Qué causa anoxia?

Existen diferentes tipo de anoxias y acorde a cada una de ellas, se dan diferentes causas:

  • Anoxia anóxica:  Se relaciona con el «mal de altura»,  ahogamientos (ya sean por inmersión en agua  o atragantamiento), estrangulaciones y obstrucciones de la vía aérea por patologías respiratorias.
  • Anoxia anémica: Son las derivadas de afectaciones genéticas en los glóbulos rojos o anemias graves.
  • Anoxia histotóxica: Debido a una intoxicación por monóxido de carbono, narcóticos o algunos anestésicos.
  • Otros: Infarto de miocardio, aneurismas, shock o hemorragias internas o externas de gran importancia.

¿Cómo es una persona con anoxia?

La hipoxia viene dada por una disminución de oxígeno, lo que deriva en una respiración dificultosa del paciente. Estas personas suelen sentir presión en el pecho y por consecuencia disnea. Otros síntomas son: dolor de cabeza, cianosis (piel azulada), náuseas, dificultades en la vista, confusión, baja memoria, desorientación y convulsiones.

No obstante, existe una hipoxia silenciosa, en la cual los pacientes experimentan cierto cansancio durante la realización del ejercicio físico y llega a ser constante. En este caso sería aconsejable la utilización de un pulsímetro para valorar la saturación del oxígeno en sangre. 

Esta hipoxia silenciosa se ha dado en algunos casos de COVID-19. Este tipo de hipoxia y la situación fisiológica que provoca la neumonía conllevan a un aumento de la inflamación, mientras se colapsan las bolsas de aire y los niveles de oxígeno caen bruscamente. El paciente no identifica problemas respiratorios, sin embargo, las radiografías de tórax evidencian niveles de oxígeno desfavorables y neumonía.

¿Cómo se cura la falta de oxígeno en el cerebro?

El tratamiento de la anoxia puede variar dependiendo de las secuelas clínicas existentes. Éstas pueden ir desde déficits cognitivos aislados a una posible muerte cerebral. No obstante, por lo general esta patología suele ir relacionada a una mayor tasa de discapacidad y dependencia entre las personas que logran sobrevivir la fase aguda. Algunos estudios epidemiológicos evidencian que hasta el 65% de los pacientes que han sufrido una anoxia, son dependientes al alta.

Por otro lado, independientemente del tipo de anoxia que haya causado la lesión cerebral, los pacientes afectados pueden beneficiarse de su participación en el proceso de rehabilitación. De esta forma, como las secuelas que presentan estos pacientes pueden ser tanto físicas como cognitivas, lo ideal es que el tratamiento aplicado sea también multidisciplinar.

Para reducir las consecuencias negativas de la disminución de oxígeno en sangre es necesario hacer un buen diagnóstico y así saber las causas y enfocar un tratamiento más específico para cada paciente. A nivel general, el tratamiento de la hipoxia cerebral podría ser:

  • Ventilación mecánica para cubrir las vías respiratorias
  • Líquidos
  • Medicamentos para normalizar la presión arterial y la frecuencia cardíaca
  • Medicamentos para suprimir las convulsiones

Referencias:

  1. L. Longo, A. S. Fauci, D.L. Kasper, S.L. Hauser (2012). Hipoxia y Cianosis HARRISON PRINCIPIOS DE MEDICINA INTERNA (18th ed., pp. 287-290). New York, United States: McGRAW- HILL INTERMERICANA EDITORE.
  2. Caramelo, J.J. Peña, A. Castilla et al. Respuesta a la hipoxia. Un mecanismo sistémico basado en el control de la expresión genética. Medicina 2006; 66:155-164

C.A. Raguso, C. Luthy. Nutritional status in chronic obstructive pulmonary disease: Role of hipoxia. Nutrition, 27 (2011), pp. 138-143

 

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