LENGUAJE EN NIÑOS
Las habilidades comunicativas y lingüísticas de los niños suelen ser un motivo de consulta bastante frecuente a los especialistas. En multitud de ocasiones, la familias observan que “no habla, habla poco, habla mal, o incluso ha dejado de hablar”. Es importante una evaluación especializada de los aspectos cognitivos-lingüísticos con el fin de establecer un diagnóstico, ya que las posibilidades de intervención son muy amplias, los pronósticos muy variables y además la atención temprana es indispensable.
Algunas de las estrategias empleadas para realizar una valoración exhaustiva se basan en:
- Información aportada por los padres
- Informes del colegio o guardería
- Preguntas directas al niño
- Observación del lenguaje espontaneo durante la sesión
- Cuestionarios para padres y educadores
- Grabaciones
- Tests específicos de lenguaje (Test de Vocabulario de Boston, PPVT, ITPA, PLON)
- Test del desarrollo (Bayley III)
- Test de inteligencia (K-ABC, WISC IV)
Cuando aparece un problema en el desarrollo del lenguaje, alguno de los diagnósticos más comunes son el retardo simple del lenguaje (RSL) o el trastorno específico del lenguaje (TEL). Se conoce como retraso del lenguaje cuando hay una buena comprensión y el desarrollo del lenguaje es similar al de la mayoría de niños aunque con una cronología moderadamente retardada. En realidad, se trata de un retraso madurativo que corresponde al límite de la normalidad para el desarrollo del lenguaje. Muchas veces el diagnóstico de retraso del lenguaje sólo se puede realizar tras algunos años, tras constatar unas habilidades cognitivas normales y una evolución positiva tras el tratamiento.
Resulta difícil establecer un límite entre un RSL y un TEL. En los TEL el lenguaje, además de ser adquirido tardíamente, no es correcto en cuanto a su fonética, a su estructura o a su contenido. Además en muy común un déficit de comprensión, llegándose a establecer hasta 6 subtipos diferentes de TEL.
Otro motivo de consulta, suele ser referente a un trastorno del espectro autista (TEA) ya que suele ir acompañado de un retraso en el lenguaje. Para realizar un diagnóstico de TEA se debe realizar una valoración exhaustiva médico-neurológica donde se determine la capacidad de relación del niño con sus iguales, el uso del lenguaje gestual y la capacidad de juego simbólico. No siempre es fácil o posible establecer los límites entre TEL y TEA, puesto que los niños con trastorno del espectro autista pueden presentar dificultades lingüísticas parecidas a las que presentan los niños con TEL. Se estima que alrededor de un 30 % de niños con síndrome del espectro autista pueden sufrir una regresión siendo la manifestación más relevante la perdida de capacidades lingüísticas. Suele ocurrir entre el primer y segundo año y durante la adolescencia. Un factor desencadenante puede ser la actividad epileptógena. En el síndrome de Rett también es común la perdida de algunas adquisiciones lingüísticas, junto con la de las praxias manuales. En el trastorno desintegrativo infantil (TDI) se exige como criterio diagnóstico un desarrollo normal hasta por lo menos los dos años de edad, a partir de cuyo momento se puede iniciar una pérdida de capacidades lingüísticas.
Otra causa de retraso en la adquisición del lenguaje puede ser la discapacidad intelectual, donde se observan otros déficits cognitivos añadidos. La hipoacusia o déficit auditivo también influye de manera negativa en el desarrollo del lenguaje. Las hipoacusias pueden ser transitorias o permanentes. En el primer caso, que suele corresponder a otitis serosas, una vez resuelto el problema auditivo, el lenguaje se normaliza al poco tiempo, pero en casos de otitis de repetición es necesario realizar con control más exhaustivo del desarrollo del lenguaje. Otro factor de riesgo, relacionado con el desarrollo del lenguaje, puede ser la gemelaridad, ya que esto puede explicar en algunos casos un retraso en la adquisición.
La privación ambiental extrema también puede desencadenar un retardo en el lenguaje, es imprescindible llevar a cabo una propuesta de intervención centrada en la familia y su contexto. Por otro lado, aparece la afasia infantil cuyas causas más frecuentes son las infecciones del sistema nervioso, los accidentes vasculares y los traumatismos craneoencefálicos. Una excepción es la afasia epiléptica o síndrome de Landau-Klefner (SLK).
También existe el mutismo selectivo, que consiste en la negativa a hablar en determinadas situaciones. En estos casos el niño, que se expresa correctamente entre su familia, deja de hablar en el colegio o ante personas extrañas. Este trastorno es más frecuente de lo que se piensa, teniendo una incidencia de uno por cada 500 niños . En ocasiones ,se manifiesta de forma aislada, pero también puede presentarse en el contexto de un TEA o TEL, si bien lo más común es que exista un trastorno de ansiedad subyacente.
El motivo más frecuente de consulta son las dificultades en la forma de hablar, siendo el más común las dislalias. La dislalia es la dificultad en la articulación para determinados fonemas (sonidos). La dislalia puede afectar a un solo sonido o ser múltiple, afectando varios sonidos a la vez. Cuando además del plano articulatorio se encuentran otras áreas afectadas (léxico, morfosintaxis, etc.)es necesario valorar para determinar si existe un retraso simple del lenguaje o un trastorno más específico.
Otra de las dificultades consultadas normalmente en la clínica de logopedia son las disfluencias o tartamudez. Se trata de un trastorno caracterizado por una falta de fluidez en la emisión de palabras y frases (repeticiones y elongaciones) que suele ir asociado a bloqueos y movimientos asociados como tics. Es importante una valoración completa en los casos de tartamudez para determinar si es un proceso propiamente evolutivo o si por el contrario estamos ante un trastorno multifactorial (emocional, cognitivo y social) junto con la existencia o no de otro trastorno subyacente.
Por otro lado, cada día es más frecuente la consulta sobre los trastornos prosódicos, que hacen referencia a dificultades en aspectos suprasegmentales del lenguaje como la entonación y el ritmo del habla. Son frecuentes en los TEA, especialmente en el síndrome de Asperger.
El trastorno semantico-pragmático, o simplemente trastorno pramático, se caracteriza por un lenguaje formalmente correcto, pero con una utilización contextual poco adecuada. Es típico de TEA, especialmente en el síndrome de Asperger y en el trastorno del aprendizaje no verbal (TANV) .Se identifica por el escaso valor comunicativo del lenguaje a pesar de su riqueza verbal.
Por último, nos encontramos con las dificultades de aprendizaje de la lectura y de la escritura tiene una clara relación en niños con dificultades del desarrollo del lenguaje. Es muy común encontrar dificultades en el aprendizaje de la lecto-escritura en niños que previamente han presentado dificultades lingüísticas debido a la interrelación de los procesos cognitivos que intervienen en ambas tareas. La dislexia y la disgrafía son trastornos especificos de la lectura y de la escritura cuyo diagnóstico requiere una valoración más exhaustiva mediante el empleo de pruebas específicas y el descarte de otras patologías subyacentes.
BIBLIOGRAFÍA
Artigas, J., Rigau, E., & García-Nonell, K. (2008). Trastornos del lenguaje. AEP: Protocolos de actualización, 24, 178-84.