Psicomotricidad en la atención temprana
La psicomotricidad es una práctica terapéutica que concibe a la persona como una unidad que funciona mediante la interacción constante de diferentes sistemas neurofisiológicos, psicológicos y sociales, contemplando el cuerpo desde una perspectiva integradora en la que se tienen en cuenta las motivaciones, capacidades y carencias de cada individuo.
La herramienta de valoración dentro de la psicomotricidad es la observación, para valorar las necesidades globales de la persona dentro del desarrollo sensoriomotor, emocional y cognitivo. Todo esto justifica el extendido uso de esta terapia dentro de la Atención temprana, cuyas bases teóricas y metodológicas están centradas en el desarrollo global, concibiendo al niño como una unidad donde lo motor, cognitivo y emocional están estrechamente relacionados.
En psicomotricidad se parte de la actividad espontánea, facilitando mediante el acompañamiento del psicomotricista, los procesos de aprendizaje, socialización e inclusión del niño. Los psicomotricistas se definen como aquel profesional que, a partir de la capacidad de escucha y análisis de la expresividad psicomotriz del niño, es capaz de desarrollar un acompañamiento que favorezca la maduración psíquica y afectiva.
El movimiento es el núcleo del desarrollo personal del niño/a mediante el juego, el/la psicomotricista construye una relación de vínculo con los niños y niñas que permiten ganar confianza y seguridad para mejorar tanto las relaciones de apego como los procesos de diferenciación y construcción de su identidad. A partir de esta relación será cuando comiencen a aceptar los límites y la frustración a sus deseos regulando la conducta y la respuesta emocional.
Esta terapia puede llevarse a cabo de manera individual, en pequeño grupo o en gran grupo. A mayor movimiento, desplazamiento y exploración, mayor estimulación, lo que genera creación de estrategias de dominio corporal y haciendo al niño cada vez más independiente y autónomo.
Por todo esto, el objetivo principal de la terapia mediante psicomotricidad es el paso de una situación de dependencia absoluta a una autonomía relativa a medida que el niño/a domina su cuerpo y mejora la relación que tiene con los elementos de su entorno. Todo esto se logra mediante los siguientes aspectos:
- Estimulación de la imagen corporal.
- Estructuración del tiempo y el espacio.
- Trabajo de coordinación y equilibrio.
- Desarrollo global en sus diferentes áreas para explorar las posibilidades motrices, expresivas y creativas.
Las sesiones de psicomotricidad se llevan a cabo en salas especiales para su desarrollo, formadas por elementos que favorecen la motricidad gruesa y fina en todos los planos del espacio con la mayor creatividad posible. También encontramos material destinado a la estimulación sensorial y cognitiva, con juegos, instrumentos musicales y objetos sonoros, luminosos, etc.
Se realizan circuitos con diferentes materiales que tienen la ventaja de ser actividades lúdicas que ayudan a que el niño desarrolle las capacidades psicomotrices e intelectuales de forma divertida y autónoma, trabajando la tolerancia al esfuerzo y la concentración.
De forma más detalladas, los beneficios de la psicomotricidad infantil serían los siguientes:
En relación con el área motriz:
- Desarrollo y adquisición del esquema corporal: permite que el niño tome conciencia y percepción de su propio cuerpo.
- Control del propio cuerpo: el niño aprende a dominar y adaptar su movimiento corporal.
- Trabajar la lateralidad, control postural, equilibrio, coordinación, ubicación espacio-temporal.
Respecto al área cognitiva encontramos:
- Estimulación a través de la percepción y discriminación de los objetos, así como la exploración de los mismos.
- Crear rutinas que faciliten el aprendizaje: mejorar la memoria, la atención, concentración y la creatividad del niño.
- Trabajo de nociones espaciales como arriba/abajo, izquierda/derecha, delante/detrás, cerca/lejos y otros más, a partir de su propio cuerpo.
- Refuerza nociones básicas de color, tamaño, forma y cantidad a través de la experiencia directa con los elementos del entorno.
Área afectiva:
- Disminución de los temores y miedos para fortalecer su personalidad.
- Favorecer el trabajo grupal para una mejor integración social con sus compañeros.
- Ayuda a enfrentar ciertos temores.
- Trabajar los límites.
- Reforzar la autoestima.
